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miércoles, 7 de abril de 2010

Mi Infancia A Través Del Cristal

Las tardes de la infancia de casi cualquier niño que haya nacido en los ochentas se pueden describir en 2 palabras: tele y tarea (nótese que tele está antes que tarea). Un deber escolar que podía hacerse en 20 minutos, me tomaba hasta 2 horas por la culpa del Canal 5.




Durante mis años preescolares mi gusto televisivo le podría haber parecido un poco extraño a mis compañeros de clase, que digo podría, de hecho les sigue pareciendo extraño hoy en día, Pues no había día que no llegara de la escuela y corriera a ver el programa culinario de Chepina Peralta, que poco sirvió para mi cultura gastronómica pues nunca ha ido más allá de cocinar un sándwich o unas quesadillas.



Ya un par de años después, mi rutina de lunes a Viernes consistía en comer y subir a la sala de tele para empezar el recorrido de los programas y caricaturas orquestados por el tío Gamboín y el gato GC; comenzando por TVO donde Martes y jueves Liza Echeverría nos conducía al corazón de Ramiro (de quien su imagen ahora lejos de parecerme atractiva, me parecería desarreglada y de un hombre pandrozo) y Lunes Miércoles y Viernes Gaby Rufo cantaba “Trepa trepa trepa que trepa trepa trepa tree” a la Cucaña, emisión que diariamente iniciaba con el concurso “La aguja en el pajar”, donde los concursantes portando unos gogles, se echaban un clavado sobre un montículo de paja buscando una agujota de color naranja y terminando con paja hasta… las orejas; del Canal 2 pasábamos al Canal 5 con caricaturas como Las Tortugas ninjas Adolescentes Mutantes, que me ha dejado hasta la fecha, el deseo de conseguir un intercomunicador con pantalla integrada, camuflajeado como una cajita de maquillaje en forma de caparazón de tortuga, como el que usaba abril, la reportera del Canal 6.



Entrada la puesta de sol, la cosa se ponía más macabra con El Conde Pátula y algunos años después cuando Inevisión se convirtió en Tv Azteca, con Los Simpson y las series como Salvados por la Campana, La Niñera y El Príncipe del Rap, del cual después de casi 15 años, el viernes pasado pude ver el final de la historia gracias a Nick at night.



Todos estos recuerdos me afloraron después de que el Jueves pasado, viendo el canal Clásico TV, me topé con otro de los programas sin el cual los niños de aquella década no hubiéramos podido ser las personas que somos hoy, y no se trata de otro más que de Anabel; lo realmente irónico es que como ocurrió con la mayoría de los protagonistas de los programas típicos de los 90’s es que Anabel Ferreira ahora se dedica a la venta de bienes raíces, tiene como 30 kilos de más y sufre de una rara enfermedad, a diferencia de Eugenio Derbez, quien a pesar de haber salido como extra número 3 en los capítulos de aquella comedia, logró consolidarse en la televisión.



No culpo a la televisión si no a mi mamá por dejarme ver tanta tele sin acabar mis tareas, pues me hubiera evitado muchos regaños, gritos y lágrimas al no acabar mis planas de vocabulary y Spelling que terminaba haciéndomelas mi hermana con su mano izquierda, siendo diestra, a las 10 de la noche, con tal de ya no escucharme hacer berrinche, pero eso si, aún con la tele prendida frente a mí.



Desde El Puente de Londres para el mundo.



Kara

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