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martes, 24 de noviembre de 2009

Componiendo para el Mundo

Y la psicópata se negaba a creer que casi nunca terminaba lo que empezaba…

Novelas y poemas, un cubo de Rubik, problemas de lógica que los podría resolver una licenciada en administración financiera en medio minuto, aprender a tocar la flauta, juegos de aventura conversacional en los que culpo al autor, libros como el de “Ana karenina” o “la rueda de la Vida”, novelas de tv Azteca, cursos de idiomas en CD’s, temas para entradas de un blog, meramente ejemplos de lo que he dejado sin conclusión a lo largo de mi vida. Pero nada me duele dejar inconcluso más que una canción.

El segundo motivo, después de mi amor por la música, para aprender a tocar todos los instrumentos que se me pongan enfrente, es el de componer mis propias canciones. Suena prometedor ¿no? – PUES NO – no cuando se tiene la habilidad de escribir letras dignas de grupos como Jeans o Uff, ya no digamos RBD, sería mucho. Querer hacer rimar frases de tal manera que terminen sonando como “hoy te vi y solo pude sonreír, porque la vida es así tan feliz”, seguro está cerca de líricas del nivel del Maestro Manzanero, o de Amandititita en su defecto.

Que problema me significa el combinar letra y música; lo que me lleva a recordar esa película de Hugh Grant y Drew Barrimore “music and Lyrics” en donde cada cual realizaba su parte, creando canciones, que si bien no eran obras de la música clásica, conquistaban más de un corazón. ¿Será acaso que me hace falta un Hugh Grant para finalizar una canción?, aunque no creo que funcione, no estaría de más.

Michael Bublé en el dvd “Michael Bublé Meets madison Square Garden” menciona que necesita estar extremadamente feliz o triste para poder escribir una canción, circunstancia que comparto; pero aún así las composiciones se quedan en dos estrofas y el coro, que por cierto, al llegar a este último siempre olvido la primera de aquellas y termina siendo solo una estrofa y el coro.

Compositores como Shakira o Calimba han mencionado que requieren de irse a lugares paradisíacos y solitarios para inspirarse; ¿será entonces que el entorno influye?, por su puesto que lo creo así, sin embargo a diferencia de estos dos últimos cantautores mi ambiente al igual que Pepe Aguilar, no es una isla en el Caribe, ni una cabaña en lo alto de los Alpes Suizos, si no el lugar sagrado de todo hogar, El Baño.

Dotado de una acústica envidiable, una frescura absoluta y una iluminación acogedora, el baño me ha significado en la mitad de los casos, la solución para mis problemas de autoría; muchas de las maquetas que he grabado han sido labradas así, frente al espejo, con mi guitarra y una vieja grabadora de cassette; cosa que me sonaba anormal antes de escuchar a Pepe Aguilar comentar en una entrevista, que el en su baño tiene varias guitarras, micrófonos y hasta una consola.

Es posible que las aproximadamente 15 canciones que he logrado componer, jamás sean escuchadas por más de dos personas, y mucho menos por quienes fueron inspiradas, mas con la sola gratificación de saber que una de esas canciones logró desprender lágrimas en una clase de ecología, creo que algo bueno puedo hacer.

Desde El Puente de Londres para el mundo.

KARA

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